martes, 25 de enero de 2011

El traficante.

Vamos a empezar con el primero de mis casos del complejo de heroína. En verdad éste es el que menos me importó, pero seguramente fuese el primero (o de los primeros).

Le conocí cenando un día en el McDonalds, nosotras nos ibamos de fiesta, y él había bajado de Barcelona a ver a su novia y tras acompañarla a casa se fue solo a cenar. El caso, que al día siguiente (creo) quedamos, y nos liamos, y durante unos días la rutina fue que tras dejar a su novia en su casa, venía a verme a mí a la mía.

Como él era de Barcelona solía venir un fin de semana sí, uno no. Yo al principio no sabía gran cosa de su vida, pero un día en mi casa ví que tranquilamente llevaba en el bolsillo 3.000 euros. Así, como quien va a comprar el pan, vamos. Todo me empezaba a sonar rarísimo... Un día me llamó y me dijo que no hiciera planes ese fin de semana, porque me iba a pagar una noche en el Palace.

Yo os juro que flipaba con todo.

Otra tarde, como hacía frio entramos a una tienda. Vió la play 3, que había salido hace poco, y se la quería comprar, así de pum! (Y mis hermanos pequeños ahorrando desde hacía meses!) También me contaba que al bajar  a Madrid en bus, se compraba dos asientos, el suyo y el del al lado, para ir más cómodo. No sé, despilfarraba el dinero y yo cada día me quedaba más loca.

Una tarde, dando una vuelta por Madrid, se desmoronó, se me puso a llorar y me contó que era traficante de cocaína, y que le habían llamado de su casa en Barcelona, porque hacía dos días él le había metido un tiro en la pierna a un tio, y por lo visto en venganza, le habían dado una paliza al padre de mi querido traficante y estaba en la UCI de un hospital de Barcelona.

Tras saber esto, empecé a alejarme de él, le ví mucho menos a menudo, y llegó un momento que ni bajaba a Madrid. Ahora no sé nada de su vida, pero en su día intenté que dejase ese mundillo, y que pasase más tiempo con su familia y esas cosas, además de mis múltiples y fracasados intentos por que dejase de malgastar el dinero. Pero bueno, todo siempre se queda como una anécdota que hoy puedo contar aquí.

Os diré que aquí mi complejo de heroína llegó a tal punto, que rechacé la noche en el Palace.

INGENUA DE MÍ.

Ya que éste tipo de personas, no os pueden traer nada bueno, y seguramente no duren demasiado en vuestras vidas, aprovecharos, de verás, cero complejos de heroínas.

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